Aunque en este documento Ayesa se refiere a la línea de BPO,
este patrón se reproduce en todas las empresas, en todas las ramas de la
producción y de la prestación de servicios. Por tanto, nos afecta a todas y
todos los trabajadores, incluido a ti.
En NTT Data, aunque no hayan publicado un documento
parecido, rigen las mismas reglas de mercado, y ya vimos hace unos años cómo se
fomentó el offshore y el uso de la automatización poniéndo ambos
elementos como requisitos a tener en cuenta a la hora de asignar partidas para
las subidas salariales anuales. Sin duda, ese fue el comienzo de la
normalización de los equipos distribuídos, un proceso que culmina ahora con la
reestructuración que elimina los centros físicos como unidades organizativas.
A su vez, vemos ahora que se promociona el uso de la IA
(GAIA en su versión corporativa) con el claro objetivo de reducir los tiempos
que requiere cada tarea. Sin embargo, esto no busca reducir la jornada de
trabajo dando más tiempo libre al trabajador, sino que éste pueda asumir más
tareas en el mismo tiempo, de forma que se necesiten menos trabajadores para
hacer el mismo trabajo, y de esta forma, ahorrarse la empresa puestos de
trabajo.
Para NTT Data y AYESA, al igual que para todas las
empresas, el objetivo es la obtención del mayor beneficio posible para sus
dueños. Y ese beneficio lo obtiene maximizando la explotación, o lo que es lo
mismo, busca explotar al máximo a un número mínimo de trabajadores,
destruyendo puestos de trabajo que, para los empresarios, son costes.
Fíjate en el esquema de la empresa mostrado anteriormente lo
que significa para ella la internacionalización y la automatización: mayor
explotación y destrucción de puestos de trabajo.
Los empresarios, que se están oponiendo a la reducción de
la jornada laboral a 37,5 horas semanales, demuestran con sus estudios para
obtener todavía más beneficio económico de los obscenos beneficios que ya
ganan, que esta rebaja de la jornada laboral no sólo es posible, sino que
podría ser mayor si el desarrollo tecnológico se pusiera a disposición del
pueblo, de la clase trabajadora.
Sin embargo, las propias empresas te están mostrando
que para ellas la tecnología no tiene que generar progreso social y ponerse al
servicio del bienestar del pueblo trabajador, sino que su objetivo es poner
el desarrollo tecnológico en beneficio de sus bolsillos, de tal modo que
les genere más beneficio económico a los dueños de la empresa, destruyendo
puestos de trabajo y minimizándose las plantillas. Es decir, pretenden
incrementar la desigualdad social condenando a mayor número de seres humanos a
la pobreza, al paro forzoso, y privatizando al máximo los beneficios.
La voracidad enfermiza de los empresarios, su
avaricia infinita, lejos de conllevar un incremento de los beneficios
empresariales, va a llevar a la quiebra a las empresas, pues liquidando
puestos de trabajo y expulsando a millones de trabajadores al paro forzoso, lo
que hará es tirar por tierra la demanda, liquidarla y, consecuentemente, se
reducirá la producción, así como unos servicios que el pueblo no tendrá
capacidad económica para adquirir. Pero el egoísmo de la patronal, así como las
contradicciones irresolubles del sistema capitalista de producción, lejos de
conseguir tan espurio objetivo, conduce a la sociedad al sufrimiento y a la
pobreza. La patronal ha elegido morir matando al pueblo.
Los trabajadores y las trabajadoras tenemos que unirnos y
organizarnos para conquistar avances económicos y sociales, y ello pasa por
nuestra movilización y nuestra lucha organizada. Con el desarrollo
tecnológico, hoy la jornada laboral podría reducirse mucho más de las 37,5
horas y los salarios podrían subir mucho más. Pero lo más importante, la
clase obrera, que es el pueblo, debe exigir que el desarrollo tecnológico se
ponga a disposición del bienestar de la sociedad, al servicio de una sanidad
pública que permita elevar la esperanza de vida de los trabajadores y de las
trabajadoras, al servicio de éstos, rebajando notablemente el tiempo de trabajo
que permita al pueblo disponer de mayor tiempo para la cultura, la salud, el
ocio y el desarrollo familiar.
La participación y el concurso de las y los trabajadores en
pelear el desarrollo tecnológico a la patronal es vital para impedir que la
desigualdad y la pobreza se multipliquen, para poner el avance de la tecnología
y de la automatización al servicio del progreso social y no al servicio de la
guerra, de la represión, de la desigualdad, de la explotación y del
sometimiento de la mayoría de la población a una minoría enferma de avaricia y
absolutamente deshumanizada.
Lo que está en juego es nuestra vida, la vida de nuestros
padres y la vida de los trabajadores y de las trabajadoras que están viniendo
de camino.
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