martes, 29 de noviembre de 2022

Teletrabajo y formas de organización del trabajo, ¿hacia dónde vamos?

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Matthew Lynn es un editor británico, columnista de, entre otros medios, Bloomberg, y es una referencia para un número importante de empresarios. El pasado día 21 de noviembre, el diario El Economista se hizo eco de un artículo de opinión de este sujeto, titulado "El teletrabajo deja paso a los despidos". ¿Qué dice ese artículo de la vanguardia ideológica del capital, de los empresarios? Veamos:

"Twitter despedirá a la mitad de su plantilla. Meta, la empresa propietaria de Facebook y WhatsApp va a iniciar una profunda ronda de despidos. Google se deshace de personal, mientras que Amazon también despedirá (…) La economía de Internet está despidiendo personal en masa, y probablemente no pasará mucho tiempo antes de que las empresas de marketing, los bancos y las consultoras también lo hagan.

Por supuesto, parte de ello puede deberse a la situación de la economía mundial y otra parte a la caída del mercado de valores. Pero, en realidad, hay una explicación mejor, aunque nadie hable de ella todavíaTrabajar desde casa. Como ya advertimos en su momento, cuando no estás en la oficina, eres invisible, y eso a la larga significa que eres prescindible; si el trabajo se puede hacer a distancia, también se puede hacer más barato en otro país; y los no-trabajos quedan brutalmente expuestos, y todo sabemos que hay muchos en cualquier organización. Muchos prometieron una mayor productividad y un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal, pero la realidad para el personal es el despido masivo. (…) A raíz de la pandemia, los defensores del teletrabajo vendieron una visión de mayor productividad, menos estrés, un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal (…) Muchas de las empresas de nueva creación respaldadas con dinero de capital riesgo estaban a la vanguardia de la nueva cultura –Klarna, por ejemplo, permitía 20 días al año "trabajando" desde otro país, presumiblemente uno con mejor clima– y argumentaban que esto impulsaría sus negocios. Bueno, quizás en algunos casos lo hizo. Pero en muchos otros, puso de manifiesto las ineficiencias e hizo que fuera práctico sustituir al personal caro por trabajadores autónomos más baratos."

Pero Matthew Lynn no ha descubierto la pólvora, sino que describe lo que ocurre ahora, que nos debe hacer a los trabajadores y trabajadoras del sector TIC estar alerta. Y lo que hace dicho artículo, como los hechos que acontecen, es mostrarnos el desarrollo y los efectos de algo planificado y ya explicado desde hace muchos años.


El Sector TIC ha sido un sector en el que los empresarios han practicado todo tipo de medidas desregulatorias. Este sector fue pionero en materia de subcontratación, de hecho, el esquema seguido en este sector ha sido el de empresas que han actuado como intermediarios entre las empresas clientes —como son Administraciones Públicas o grandes empresas eléctricas, gasísticas o financieras/bancarias— y los trabajadores, al objeto de travestir la realidad de la relación laboral entre las empresas clientes y los trabajadores, siendo su razón de existir que las empresas clientes eludan sus responsabilidades con respecto de los trabajadores que desarrollan el trabajo, que efectivamente reduce sus costes laborales y sociales, a la par que las empresas intermediarias, o cárnicas, y el entramado de subcontratación que conforman, dificultaron la organización de los trabajadores y facilitaron la precarización del trabajo.


Ahora se da otro giro de tuerca con el teletrabajo como paso para liquidar definitivamente las relaciones laborales y convertirlas en relaciones mercantiles, algo que señala Lynn y que organismos a través de los que los grandes empresarios imponen su dictadura a nivel mundial —como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el G20— llevan defendiendo y definiendo, como lo acreditan, por ejemplo, el documento de FMI "Perspectivas de la economía mundial" publicado en abril de 2017, o la resolución final de la Cumbre del G20 con el título "Building consensus for fair and sustainable development" de finales de 2018.


¿Piensas que el teletrabajo es una fórmula para que tú puedas conciliar? Si piensas eso compañero/a, permítenos decirte que estás del todo equivocado.

Las propias empresas ya reconocen que es una nueva fórmula de organización del trabajo, por tanto, nada tiene que ver con la conciliación ni con tu bienestar ni el de tu familia. El conjunto de los empresarios, lo que buscan con el teletrabajo (uberización) es:


  • Trasladar los costes de producción a los trabajadores (alquiler de espacios, vigilancia, mantenimiento, limpieza, suministros (agua, electricidad…), climatización, telecomunicaciones, equipos informáticos, mobiliario, material de oficina…

  • Ahorrar en costes de viajes.

  • Prolongar las jornadas de trabajo por la falta de desconexión digital.

  • Atomizar a los trabajadores, fomentar el aislamiento de los mismos y debilitar la organización sindical de los trabajadores. (Sin ir más lejos, en las pasadas elecciones sindicales en Ayesa AT no ha votado el 55% de la plantilla).

  • Reducir y reestructurar las plantillas, liquidando las relaciones laborales (contrato de trabajo) y potenciando las relaciones mercantiles (autónomos/freelance). Esto les servirá a los empresarios para:

    • Ahorrar en seguridad social, mutuas y servicios de prevención de riesgos.

    • Imponer el trabajo a destajo.

    • Ahorrar costes laborales, puesto que con la proliferación de los autónomos/freelances, la patronal reducirá los gastos por vacaciones, festivos, descansos, etcétera.

    • Incrementar los ritmos de trabajo, ya que el objetivo de la patronal es el de pagar por trabajo y no por jornada de trabajo —tiempo de trabajo—. El freelance o autónomo si quiere recibir trabajo deberá acelerar los ritmos de trabajo y ello lo maquillarán con las "encuestas de satisfacción del cliente" que todos vosotros conocéis.

    • Bajar aún más los salarios.

    • Establecer unas metodologías de trabajo más asfixiantes donde se maximice la explotación de los trabajadores y se intensifique.

No nos perdamos, compañeros y compañeras. El teletrabajo es un vehículo de la patronal para conseguir lo que aquí hemos mencionado. Y cuando hablamos de esto entendemos que no te debe sonar como algo extraño. Estamos seguros de que muchos de vosotros/as todas las mañanas tenéis lo que se llama una daily o scrum diario. Esa reunión diaria donde debes justificar ante tus superiores qué hiciste, qué vas a hacer y se incide en tus debilidades, lo que viene a ser el latigazo diario.


Estamos seguros de que te suena esa forma de trabajar cumpliendo sprints como fórmula para intensificar la explotación y así la empresa intensificar la extracción de plusvalor de los trabajadores, al objeto de sacarle a cada trabajador la mayor plusvalía. Y como en el desarrollo de ese sprint la empresa establece medidas depurativas —que muchas veces conllevan el despido del compañero/a— si no obtiene el nivel máximo de plusvalor que la Empresa pretende obtener del trabajador, pues todas esas metodologías/métricas o, mejor dicho, formas de organización de trabajo lo único que persiguen no es otra cosa que la obtención máxima de valor por parte de la Empresa, que no por parte de los trabajadores que, como se está viendo, nuestros salarios cada vez son menores aunque nuestro trabajo sea más exhaustivo, más asfixiante y más acelerado y el grado de control que soportamos de la empresa sea cada día mayor.


El objetivo de la Patronal es maximizar el beneficio, la obtención de valor y para ello su apuesta es la automatización —cada vez obtienen más líneas de código realizadas mediante procesos de automatización, se validan más casos de prueba, etcétera—, la liquidación de las relaciones laborales sustituyéndolas por relaciones mercantiles, imponer el destajo y minimizar todo tipo de coste laboral y de producción y, para ello, es necesario el establecimiento del teletrabajo que abre el camino para conseguir todo lo mencionado y, además, para ejercer un control más exhaustivo para con los trabajadores y liquidar su organización, aspectos esenciales para que estas políticas se impongan.


Si los trabajadores no estamos en nuestro sitio, si seguimos atomizados y buscando nuestra salida individual, perderemos todos. Sin duda, los primeros en perder serán los que mejores condiciones económicas tengan, que perderán su puesto de trabajo, pero todos perderemos porque, al fin y a la postre, todos sufriremos la sobreexplotación y, consecuentemente, una bajada en nuestras condiciones de vida.


Los trabajadores debemos romper el aislamiento, debemos fortalecer la organización de los trabajadores y debemos exigir que el desarrollo tecnológico se convierta en progreso social para los trabajadores. El desarrollo tecnológico hoy permitiría a los trabajadores y a las trabajadoras conciliar porque permitiría reducir la jornada de trabajo sin que se reduzca el salario. La prueba de ello es que hoy los empresarios son más ricos a costa de que cada vez más trabajadores somos más pobres. La prueba de ello es que la desigualdad cada día es mayor, y ello se puede constatar en que los directivos (directores y gerentes) cada vez ganan más y hay más distancia con relación de los salarios de los trabajadores que, cada día, son más bajos. Por tanto, los trabajadores y las trabajadoras debemos organizarnos para exigir un reparto diferente y más justo de la riqueza que generamos nosotros y nosotras, para exigir que ese progreso tecnológico se convierta en progreso para los trabajadores, para exigir que la jornada de trabajo disminuya y para que los salarios crezcan y se recuperen.


El desarrollo tecnológico es necesario para la sociedad, y nosotros estamos de acuerdo con el avance de la tecnología y la automatización como no puede ser de otra manera. En lo que no estamos de acuerdo es que el progreso tecnológico se convierta en progreso para el bolsillo de una minoría y en pobreza para la clase trabajadora, responsable de este progreso tecnológico. Y para que ese progreso tecnológico redunde en beneficio para los trabajadores es necesario desarrollar y fortalecer la organización de los trabajadores y que actuemos como clase, rompiendo con la insolidaridad, la desorganización y el individualismo. Sin organización y sin lucha los trabajadores seguiremos retrocediendo y los empresarios, y sus esbirros amarillos, vivirán a cuerpo de rey a costa de nuestras miserias y nuestra pobreza.

 

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jueves, 24 de noviembre de 2022

Sobre los compensados y la jornada intensiva

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Ante las consultas de algunos compañeros y teniendo en cuenta que se acercan las fechas en las que se nos permite cambiar de la jornada de 43 horas a las de 40 horas y viceversa, creemos que es importante recordar de dónde salen los compensados y aclarar qué ocurre con la jornada intensiva para aquellos trabajadores con jornada de 40 horas.



Para entender cuáles son nuestros derechos en este sentido, debemos remitirnos al Artículo 20 del XVII Convenio colectivo estatal de empresas de consultoría y estudios de mercado y de la opinión pública (en ultraactividad desde 2020), que es el que regula la jornada. En el primer apartado del mismo, se fija la jornada máxima en 1800 horas anuales, jornada que NTT Data trata como obligatoriedad y no como un máximo.




Como ya explicamos en este comunicado, si hiciéramos 43 horas todas las semanas, superaríamos con creces esas 1800 horas, incluso haciendo 35 horas desde el 1 de julio hasta el 15 de septiembre en lo que la empresa llama “jornada intensiva” pero en realidad se trata de una redistribución de la jornada. Pues bien, ese exceso de horas es el que luego se usa para calcular cuántos compensados corresponden cada año, con la finalidad de ajustar al máximo la jornada anual a esas 1800 horas.


¿Qué ocurre entonces con la jornada intensiva de los trabajadores que eligen trabajar 40 horas a la semana tal y como indica el Estatuto de los Trabajadores? El convenio su artículo 20.2 indica claramente que "Las Empresas sujetas a este Convenio disfrutarán de jornada intensiva en el mes de agosto. Las empresas que tengan establecida jornada intensiva durante el verano no podrán rebasar las treinta y seis horas semanales durante el período en que la tengan implantada, salvo pacto con la Representación Legal de los Trabajadores." Es decir, con la ley en la mano, los trabajadores cuyas condiciones se regulan por este convenio, como somos los trabajadores de NTT Data, debemos disfrutar de jornada intensiva como mínimo en el mes de agosto (aunque nada impide que se extienda a todo el verano si la empresa tuviese voluntad para ello). Sin embargo, la empresa se niega a reconocer este derecho. Todo ello lo explicamos en este comunicado publicado en 2020.





Desde la sección sindical de ASC, hemos llevado al Comité de Empresa denuncias sobre este y otros asuntos que, una vez aprobadas, se han presentado en la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS). Lamentablemente, a pesar de que entendemos que el texto del convenio es bastante claro, la resolución de ITSS concluía lo siguiente: "La Inspectora actuante entiende que al tratarse de un conflicto que trae su causa en diferentes interpretaciones de la aplicación del art. 20 del convenio colectivo corresponderá a la Comisión Paritaria su resolución, de conformidad con lo previsto en el art. 91.1 del Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, o, en su defecto, se podrá acudir al orden jurisdiccional social en orden a plantear conflicto colectivo, ( arts. 156 y ss. del la Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la Jurisdicción Social.)" Con esto, la propia ITSS demuestra que, lejos de ser un organismo que sirva para la defensa de los derechos de los trabajadores, sólo sirve para hacer perder el tiempo a estos (tiempo que ganan las empresas para seguir imponiendo condiciones injustas e ilegales) y con ello, provocar un desgaste que haga que estos cesen en sus intentos de luchar por defender sus derechos.


La empresa es perfectamente consciente de que este es el verdadero papel de ITSS, y por ello se permite la soberbia de imponer condiciones no negociadas con la Representación Legal de los Trabajadores, como las condiciones del teletrabajo, o directamente saltándose lo negociado en el convenio colectivo, como es el caso de la jornada intensiva.


¿Qué podemos hacer los trabajadores teniendo en cuenta todo esto? Pues precisamente teniendo en cuenta que organismos como ITSS o los propios juzgados no son instrumentos reales para la defensa de nuestros derechos, a los trabajadores no nos queda más remedio que tomar conciencia de que sólo nos tenemos a nosotros mismos para frenar los abusos de las empresas y defender nuestros derechos y nuestras condiciones de trabajo. Pero sería una locura plantear esta defensa de forma aislada e individualizada, pues como individuos aislados nada podemos hacer frente a la fuerza que tiene una multinacional como es NTT Data. La lucha colectiva organizada es la única manera que realmente tenemos para plantarnos ante las empresas y ante la patronal (la forma en la que las empresas se organizan y coordinan) y forzarlas a negociar de igual a igual y a respetar lo negociado. Y esa lucha colectiva sólo puede darse a través de un sindicato de clase como es ASC. Sólo fortaleciendo el sindicalismo de clase podemos aumentar la fuerza de los trabajadores en lucha.



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