jueves, 26 de octubre de 2023

Ser un buen trabajador no te garantiza tu puesto de trabajo. La única manera de defenderlo es unirte a la lucha





















El pasado viernes 29 de septiembre, el compañero MAGM se puso en contacto con nosotros porque le acababan de comunicar su despido después de un mes sin que la empresa le asignara carga de trabajo. Su responsable le comunicaba por videollamada y sin ningún representante legal presente que la empresa daba por finalizada su relación laboral a pesar de que el compañero había estado desempeñando su trabajo de manera ejemplar y no había cometido ninguna infracción ni “hecho nada malo”. ¿Cuál era el motivo de su despido? Pues que el proyecto en el que había estado trabajando había terminado y la empresa, en lugar de recolocarle en otro proyecto, decidió unilateralmente privar a este compañero de su puesto de trabajo y de su salario, usando la misma fórmula que usa con la mayoría de compañeros despedidos, basada en una doble mentira: la primera, la de decirle al trabajador que le despiden improcedentemente, cuando en la carta de despido indica claramente que se trata de un despido disciplinario; y la segunda en que dicho despido disciplinario se justifica por una bajada de rendimiento por parte del trabajador. Todo esto se traduce en una aplastante verdad: la impunidad de las empresas es tal, que incluso incumpliendo la ley se van de rositas mientras que el trabajador agredido queda despojado de su sustento sin más consuelo que unas migajas consistentes en una indemnización ínfima y cada vez más barata.


Sin embargo, el caso de este compañero nos llama especialmente la atención por el hecho de que su despido haya venido precedido por un periodo de tiempo “en pool”, es decir, sin asignación a ningún proyecto. Y  no es que no tenga sentido que después de cierto tiempo sin sacar rentabilidad a una persona la empresa decida prescindir de ella, sino porque contrasta con las circunstancias de nuestra compañera de la sección sindical Alicia Orellana Cocinero, quien lleva más de 7 meses sin asignación después de que la sacaran del proyecto en el que estaba sin explicarle bien las razones ni a ella, ni a sus compañeros de equipo, que no entendían que prescindieran de una persona justo en un momento en el que había que apretar. No es la primera vez que nuestra compañera pasa meses sin carga de trabajo, pues ya en el verano de 2020, cuando la pandemia nos empujaba al teletrabajo forzoso, tuvo que soportar el ostracismo de pasar meses sin proyecto, sin equipo, sin compañeros, sin el más mínimo contacto, ni siquiera de algún responsable que le diese a entender que se estaba buscando solventar dicha situación En un claro ejercicio de acoso y represión sindical, a nuestra compañera se la aísla, se le niega su derecho al trabajo y con ello también se interrumpe y se bloquea su derecho a la promoción y a tener una carrera profesional.


Sin embargo, a Alicia no le ha llegado ninguna carta de despido y sigue cobrando su salario íntegro a pesar de que la empresa no saca ningún tipo de rentabilidad de su trabajo. ¿Cuál es la diferencia entre MAGM y Alicia para que la empresa dé un trato desigual ante la misma circunstancia de estar sin asignación, y por tanto de dejar de obtener beneficio de ellos? La respuesta es muy clara: Alicia está organizada, y además es una de las caras visibles de la organización, con lo que la empresa sabe que si despide a Alicia, ésta no va a encogerse de hombros y a conformarse con una indemnización mísera, sino que va a pelear por defender su puesto de trabajo, y que gracias precisamente a esa lucha, tiene herramientas para defenderlo, herramientas que no tiene un trabajador desorganizado.



Compañero, compañera, la crisis global que obliga a las empresas a buscar la máxima rentabilidad a cualquier precio, la deslocalización de la producción a países con salarios más bajos (lo que la empresa llama offshore) y la automatización, que en manos de las empresas implica destrucción de puestos de trabajo en lugar de jornadas más cortas para toda la plantilla, suponen una amenaza de despido para cada uno de nosotros, y ser un trabajador dócil y obediente no nos garantiza nuestro puesto de trabajo y, por tanto, tampoco nuestro sustento mes a mes. La única garantía es la lucha organizada en un sindicato de clase.


Por todo ello, organízate en ASC y lucha activamente por tus derechos y por tu puesto de trabajo.



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