jueves, 17 de marzo de 2022

Sobre la inflación, la moderación salarial y su impacto en los precios


A ningún trabajador se le escapa que la inflación (al 7’6% en febrero) hace que cada día sea más costoso llenar el frigorífico y el depósito del coche y más abultadas las facturas. Y es que cuando el IPC sube pero los salarios permanecen iguales, estos se devalúan, constatando la pérdida de poder adquisitivo, es decir, el empobrecimiento de los trabajadores.


La mal llamada “crisis del coronavirus”, en la que la burguesía ha multiplicado sus ingresos mientras los trabajadores nos sumíamos en la miseria y en la precariedad (aún más que antes), ha encadenado con la guerra de Ucrania, en la que el gobierno más progresista de la historia ha metido al pueblo español y que ya ha anunciado que la van a pagar los trabajadores. Pero ¿qué implica la moderación salarial en un contexto de inflación? ¿Realmente afectan los salarios al aumento de la carestía de vida? En este comunicado, vamos a intentar explicar algunos conceptos básicos para entender qué implica todo esto.


Inflación + Contención salarial

Como hemos resumido al principio, la inflación hace que se devalúe la moneda, haciendo que con una misma cantidad (de euros en nuestro caso) se puedan comprar/pagar menos cosas. Así, mantener los salarios como antes de la inflación hace que la economía doméstica se resienta al tener que pagar más por los mismos productos o servicios.





Así, la forma de mantener el poder adquisitivo (o recuperar el perdido) pasa por exigir que los salarios aumenten conforme al IPC. Pero, ¿por qué entonces pide el gobierno moderación salarial para “evitar caer en una espiral inflacionaria, que mine el poder de compra de las familias, de los ahorradores y que ponga en riesgo la recuperación económica.”?

Ya hemos visto que el poder de compra de las familias trabajadoras ya se está viendo minado. Ahora analicemos si es cierto que el aumento de salarios implica un aumento en los precios, y por tanto en la inflación.


Impacto de los salarios en la inflación

Este es un debate recurrente cada vez que se anuncia una subida del SMI (se dió incluso con la última subida de 15 ínfimos euros), por ejemplo, o cuando en un sector, los trabajadores se organizan para pedir una mejora salarial, pues se suele alegar que si aumentan los costes de producción, aumentará el precio del producto final. Pero, ¿es esto cierto? Analicemos en qué consisten los gastos de producción y cómo se decide el precio final de un producto.


Pongamos por ejemplo una fábrica de mesas. Supongamos que el coste de inmuebles, maquinaria y materiales para cada mesa asciende a 20€ por mesa. A eso le tenemos que sumar el salario del trabajador. Pongamos que por cada mesa cobra otros 20€. Por último, supongamos que el precio de mercado de cada mesa es de 100€. ¿A cuánto se venderán las mesas de esa fábrica? ¿A 40€ (salarios + materiales y medios de producción) o a 100€ (precio de mercado)? ¿A dónde van los 60€ restantes? Obviamente, el dueño de la fábrica (de los medios de producción) venderá la mesa al precio más alto que pueda, en este caso 100€, y se apropiará de los 60€ de diferencia. Esta diferencia se denomina plusvalía. Dicho de otro modo, el trabajador transformará las materias primas haciendo uso de los medios de producción e incrementará su valor en 80€, de los cuales recibirá 20€ en concepto de salario, mientras que los 60€ de plusvalía se los apropia el patrón.


Ahora bien, si aumentan los salarios, pero el precio de mercado (es decir, el precio al que se venden mesas de las mismas características) se mantiene, el patrón no podrá aumentar el precio de las mesas para mantener su ganancia (la plusvalía), pues nadie compraría mesas por encima de su valor de mercado, sino que tendrá que mantener el precio de mercado viendo reducida su ganancia. 






Con este ejemplo queda explicado por tanto, que es el mercado quien fija los precios de los productos, y no los salarios de los trabajadores que los producen. Pero veámoslo también con datos reales:





Como se puede comprobar, la variación de salarios no se corresponde en lo más mínimo con la variación del IPC. Por tanto, el aumento salarial no produce impacto alguno en el aumento de la inflación. Sin embargo, el aumento de la inflación sí tiene un impacto negativo en el poder adquisitivo de nuestros salarios como vimos al principio.

¿Por qué entonces se pide moderación salarial?

Ante la subida generalizada de precios de ciertas materias primas, el mercado hace que se eleve de forma generalizada el precio de los productos para mantener su rentabilidad, es decir, el porcentaje de beneficios que obtiene la burguesía respecto al dinero invertido. O dicho de otro modo, para que no se devalúen las inversiones, se devalúan los salarios.





Se trata por tanto de una fórmula para que los trabajadores asumamos íntegramente el coste de la crisis perpetua que vive ya el capitalismo. En el mejor de los casos, tendremos que “apretarnos el cinturón” y contener el consumo familiar para que no se dispare el gasto. Muchas otras familias, que ya vivían con el cinturón apretado desde mucho antes de 2020 tendrán que buscar ingresos extras multiplicando las horas de trabajo (bien como asalariados, bien como falsos autónomos), o vivir directamente de la caridad o la delincuencia, puesto que la automatización y la robotización hacen que cada vez se necesiten menos horas de trabajo.


Contra el empobrecimiento: HUELGA GENERAL

Ante semejante disyuntiva que como vemos es constante en el capitalismo, los trabajadores tenemos que plantearnos si vamos a ser cómplices de la miseria que se nos viene encima sólo porque “nuestro sector no está tan mal” o si nos plantamos para detener este empobrecimiento general y continuado en el que los trabajadores de las TIC hemos perdido ya más de un 30% de poder adquisitivo acumulado desde 2010.

Los trabajadores debemos organizarnos en los centros de trabajo y unirnos a asociaciones vecinales, de estudiantes, de pensionistas, etc para luchar no sólo por detener la depauperación de nuestros salarios y derechos laborales, sino también para luchar por una sanidad y educación dignas y por una gestión de recursos que ponga las necesidades del pueblo por delante de los beneficios económicos de unos pocos.

Es necesario por tanto la unión de todas las luchas en una sola, en un Frente Único del Pueblo que vertebre la lucha de la clase obrera contra el poder del capital el cual ya sólo puede traernos miseria y muerte.

Por todo ello, desde ASC nos adherimos a la convocatoria de Asamblea Popular que tendrá lugar el próximo 2 de abril a las 11:00 en el centro cívico del Cerro del Águila en Sevilla, y animamos a todos los trabajadores a asistir a la misma para comenzar a organizarnos.



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