lunes, 10 de junio de 2024

El desarrollo tecnológico al servicio del beneficio patronal y la guerra

 



Mural con escenas de fábrica de Diego Rivera. Artista comunista mexicano contratado en 1932 por Henry Ford 

Según una anécdota apócrifa, Henry Ford II, que heredó en 1945 la compañía que fundó su abuelo, en visita a una nueva planta automatizada de fabricación de coches junto con el líder veterano del sindicato United Automobile Workers le preguntó: 

Walter, ¿cómo vas a hacer que estos robots paguen la cuota sindical? 

a lo que el sindicalista le replicó: 

Henry, ¿Y cómo vas a hacer que te compren los coches? 

La tecnología en los años 40/50 del siglo XX era suficientemente avanzada como para mecanizar la producción en la industria, mejorando con ello la productividad de los obreros que trabajaban en ella, pero en ningún caso automatizarla, como sugiere la anécdota. Como quedó reflejado en el mural de Diego Rivera, la industria de entonces requería del concurso masivo de mano de obra. 

Independientemente de la veracidad de la anécdota, lo que sí es cierto es que, en el capitalismo, los empresarios para sobrevivir se ven abocados por la dinámica de competencia capitalista a reducir costes de producción para posicionarse en primer puesto en el mercado, si no quieren ver absorbidas sus empresas por las que estén por delante en la carrera de la competencia, o caer en bancarrota, al dejar de ser competitivos, siendo la inversión en tecnología una de estas fórmulas. 


Deslocalización para reducción de costes laborales. 

La historia de la industria automotriz en EEUU es un claro ejemplo de la necesidad de reducción de costes en la producción capitalista, y de cómo el capitalismo pese al auge tecnológico que ha fomentado para incrementar la producción, es ya una traba para el progreso social y humano. Así, lo que fué una industria floreciente en la primera mitad del S. XX, que hizo de la ciudad de Detroit su centro neurálgico, llegando a ser la 4ª población más numerosa del país (año 1940), con 1,9 millones de habitantes (año 1950), y que trajo empleo, producción y consumo de forma masiva, en los años 60 y 70 inició un proceso de deslocalización de sus fábricas para abaratar costes, obligado por las crisis y la competencia internacional, y sobretodo, la necesidad capitalista de poner el beneficio por encima de todo, que culminó en los años 90 llevando la mayoría de la producción hacia Sudamérica y Asia, dejando a la ciudad, con los despidos masivos en la industria, en bancarrota y despoblada, con la huida de más de un millón de personas, con barrios enteros abandonados, en una degradación y un drama social descomunal, pero que sí mantuvo la riqueza de la minoría de dueños de la industria, la cual fué también rescatada con fondos públicos antes de la quiebra de la administración local. 

Estadio Silverdome de Detroit abandonado. Fué sede de la SuperBowl en 1982. 


 


El desarrollo tecnológico actual 

En la actualidad, con la concentración alcanzada por la acumulación histórica de empresas en monopolios y multinacionales, la competencia capitalista salta al plano internacional, donde se disputan la hegemonía mundial, con guerras comerciales y militares por mercados y recursos. 

Y al igual que en la industria del automóvil durante el siglo pasado, los actuales capitalistas están forzados a abaratar costes para ser competitivos, por lo que están inmerso en la carrera por desarrollar la inteligencia artificial, con el objetivo, esta vez sí, de automatizar la producción industrial y de servicios. 

Sin embargo, bajo el capitalismo, este avance revolucionario para el género humano se vuelve una amenaza para la mayoría de la población pues veremos peligrar nuestra fuente de ingresos, el trabajo. Según Goldman Sachs, en un informe realizado en 2023, el desarrollo de la inteligencia artificial puede hacer desaparecer 300 millones de puestos de trabajo en Europa y EEUU en la próxima década

Geoffrey Hinton, considerado el padrino de la IA, en una reciente entrevista para la BBC declaró: “si bien la IA aumentará la productividad y la riqueza, el dinero iría a parar a los ricos y no a las personas cuyos empleos se pierden y eso será muy malo para la sociedad"

Tal como pone de relieve la anécdota del principio, y las palabras de Hinton: el aumento de la productividad, ya sea que esta venga de la mano de la mecanización (entonces), como sobre todo de la automatización (ahora), acarrean desempleo masivo. Esto pone de relieve la paradoja del sistema de producción capitalista, que cuanto más mercancías o servicios produce y a menor coste, menos población tiene recursos económicos que le permiten consumir esos productos/servicios, que es lo que da lugar a las crisis de sobreproducción cíclicas, que se dan cada vez de mayor intensidad y con mayor frecuencia conforme se desarrolla la tecnología, que revientan la economía, destruyen empresas, causan desastres sociales, y se acompañan de guerras y más concentración de la riqueza. 

Y los capitalistas, al igual que se apropian de la riqueza que desarrollamos los trabajadores, también se apropian de los conocimientos y la tecnología que la humanidad ha acumulado en toda su historia, fruto también del trabajo colectivo y de la producción intelectual de trabajadores cuya principal inversión procede de fondos públicos estatales y universidades públicas, cuando no de la riqueza acumulada extraída a los trabajadores. 

Pero en su entrevista, Hinton mostró su mayor preocupación en el uso militar de la IA, por parte de los gobiernos, lo cual, en un entorno de belicismo generalizado como el actual, con dos bloques en disputa por la hegemonía tecnológica con el que sobreponerse al bloque contrario para obtener la hegemonía económica mundial por la fuerza, nos lleva a la mayor paradoja del capitalismo y su búsqueda ante todo de beneficio: la civilización está en puertas de librar al ser humano de la necesidad de trabajar, con una robotización de la industria dotada de inteligencia, a la misma vez que está en el mayor peligro de autodestruirse. 

La sinrazón del sistema de producción capitalista, que ha posibilitado la producción intelectual y económica de forma colectiva más avanzada de la historia, sin embargo se reserva para una minoría el resultado del esfuerzo común, generando desigualdad y guerras, demuestra que ya es un sistema caduco que frena al progreso humano, que debe dar paso a otro sistema económico donde la riqueza que generamos con poco esfuerzo gracias a la tecnología, se distribuya de forma equitativa. 

De la implicación de cada uno de nosotros en defender ese reparto justo depende que las ventajas de la tecnología sirvan a la mayoría de la población. Una lucha que los trabajadores debemos dar de forma organizada, como clase, que es como únicamente tenemos fuerza. Es por ello que desde ASC te pedimos que te organices con tus compañeros, te afilies y te impliques en la lucha sindical y política. Nadie vendrá a hacer justicia salvo nosotros mismos. Las consecuencias de no hacerlo, de no luchar contra eso, lo que el capitalismo nos reserva a la mayoría, y en el corto plazo, es padecer miseria, enfermedad, guerra y muerte. Sólo en nuestras manos está impedirlo. 


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