Llevamos ya años
recibiendo constantemente propaganda por parte de la empresa defendiendo las
bondades de la automatización, que nos permitirá dedicarnos a tareas más
creativas, recibiendo incluso un ranking de horas automatizadas por proyectos
que nos incita a competir entre nosotros
para ser los que más horas ahorremos a la empresa, o sea, los que más
beneficios le permitamos obtener a nuestra costa.
Incluso hemos
tenido que leer mentiras semejantes como que “automatizar es muy importante para el centro. La reducción de tareas
repetitivas supone grandes avances en los proyectos, al igual que conlleva una
importante y beneficiosa reducción de la
carga de trabajo”.
Pretendían hacernos
creer que la automatización iba a reducir la carga de trabajo y, sin embargo,
tenemos proyectos en el centro a cuyos trabajadores se les ha pedido trabajar 12 horas diarias. Tal es la
hipocresía y la desvergüenza de esta empresa, que miente descaradamente a la
cara a los trabajadores de una forma tan burda, mientras continúa despidiendo constantemente a trabajadores de forma
disciplinaria, llegando a aplicar causas organizativas para despedir a un
trabajador tras volver de una baja de larga duración.
La automatización,
como cualquier otra herramienta, no tiene un carácter positivo per se, sino que depende del uso que se
le dé. Al igual que un cuchillo en manos de un cocinero tiene un carácter muy
distinto al mismo cuchillo en manos de un asesino, la automatización en manos
de los trabajadores supondría de verdad una mejora de nuestras condiciones de
trabajo, permitiendo reducir la jornada y librarnos de las tareas más pesadas.
Pero al igual que un cuchillo en manos de un asesino, la automatización en manos de la empresa tan sólo servirá a sus
intereses económicos, al aumento de sus beneficios, mientras los trabajadores
seguimos explotados, con salarios de miseria, con horas extra, horarios
interminables y unas condiciones que día a día empeoran en todo el Estado, en
todo el mundo.
Desde principios
del siglo pasado en el que la clase obrera organizada consiguió arrancar a los
capitalistas la jornada máxima de 8 horas, esta no se ha visto reducida en
medida alguna a pesar de los titánicos avances tecnológicos y las resultantes
mejoras en la maquinaria.
Una prueba más de
esta gran falacia sobre los beneficios de la automatización en manos de la
empresa es el calendario laboral anual. Desde ASC llevamos años denunciando a NTT Data como paradigma de la explotación,
pues el calendario anual se elabora cada año con el límite máximo de 1.800
horas que marca el Convenio Colectivo como un objetivo a alcanzar, no
perdonando NTT Data ni un segundo de trabajo con el que exprimirnos.
Mientras tanto, en
enero de 2021 nos anunciaban a bombo y platillo cómo en el año fiscal que acabó
en marzo, íbamos a alcanzar las 50.000
horas automatizadas.
Esas 50.000 horas
automatizadas en un año en el centro de Sevilla suponen unas 50 horas por trabajador. Si de verdad
la automatización - en manos de la
empresa - supusiera un beneficio para los trabajadores, ¿por qué NTT Data sigue aferrada al calendario de 1.800 horas anuales? ¿Acaso no se puede reducir esa jornada anual y que los trabajadores
tengamos algún beneficio de esa automatización? Evidentemente, mientras
esté al servicio de la empresa para engordar sus beneficios, no.
¿Es una utopía
reducir la jornada de 1.800 horas anuales? Es evidente que no, la realidad
demuestra que es más que posible, que es viable y que cientos de empresas del
sector lo hacen, siendo la jornada de NTT Data la más alta de todo el sector. No
sólo eso, incluso hay empresas que reducen la jornada semanal de 40 a 36 horas, sin reducir
los salarios.
Pero la realidad
del mundo del trabajo en este sistema es bien distinta y estas reducciones de
horario sin reducción de sueldo son sólo excepciones aisladas, ya que los trabajadores estamos desorganizados, aislados
e individualizados.
La creciente automatización, en manos de
las empresas, lejos de demostrar la falsa afirmación de que generará nuevos
puestos de trabajo, no hará, en realidad, más que engrosar las filas del paro. En la medida en que las máquinas y los
robots vayan sustituyendo a los trabajadores en nuestra labor, nos veremos
condenados a la más absoluta miseria. Este hecho, a su vez, es contradictorio,
puesto que somos los propios trabajadores los que debemos consumir aquello que
se produce. ¿Quién comprará entonces las
mercancías que se producen? Esto es una contradicción insalvable, que no
hace más que demostrar las debilidades de un modo de producción incapaz de
conservar a su única fuente de valor: la clase trabajadora.
Las empresas, con
todo el poder y sin una resistencia de los trabajadores organizada que les haga
frente, aplican sus políticas unilaterales con el único fin de aumentar sus
beneficios a nuestra costa, sin tener en cuenta para nada nuestros intereses
como trabajadores, sin importarles nuestras condiciones, nuestra salud o
nuestras vidas. Y la automatización es, sin duda, una de esas políticas.
Si los trabajadores
queremos revertir esta situación y hacer que medidas como la automatización
redunden en nuestro beneficio, el primer
paso que debemos dar es organizarnos bajo el sindicalismo de clase para
empezar a defender nuestros derechos y luchar por unas mejores condiciones
laborales.
¡FORTALECE LA ORGANIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES, ÚNETE A ASC!
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