Hace varias semanas pudimos comprobar la insistencia de la empresa en que participáramos en la encuesta One Voice, tanto a través de sus canales corporativos como mediante responsables de equipo, que prácticamente han coaccionado a los trabajadores. Es curioso este afán porque nos pronunciemos individualmente mediante ese cauce corporativo, controlado por la empresa y cuyos resultados son de dudosa credibilidad, en contraste con el absoluto desprecio a los representantes legales de los trabajadores.
Pero más curioso aún es que haya trabajadores a los que se aparta de proyectos, relegándolos al ostracismo y manteniéndolos sin asignación, por ser 'demasiado críticos'. Y es que cuando pasan esas cosas es cuando se entiende lo que la empresa pretende de nosotros, que opinemos lo que ella quiera, como quiera y cuando quiera y que las opiniones discrepantes sean silenciadas, bien por quedar ocultas en cauces corporativos, bien porque agachemos la cabeza y claudiquemos, o bien porque aparten a las 'ovejas negras' del resto para que no 'contaminen' su forma de pensar. El sueño del pensamiento único disfrazado de libertad de opinión: Opina lo que quieras siempre que sea lo que yo quiero.
Esta situación lleva incluso a algunos trabajadores a abandonar la empresa al verse anulados, consiguiendo de esta forma everis ahorrarse el dinero de la indemnización por despido: un despido gratis encubierto.
Pero si a nivel individual nos intentan anular hasta conseguir que acatemos el pensamiento único de la empresa o acabemos por abandonar la misma, cuando nos organizamos y la crítica la hacemos de forma colectiva, cuando nos apoyamos mutuamente entre nosotros para no enfrentarnos a la empresa de forma aislada, entonces la cosa cambia, porque los ataques individuales dejan de tener sentido porque la organización nos da fuerza y nos protege, porque colectivamente tenemos la herramienta necesaria para hacer frente a estos ataques: el sindicalismo de clase.
Las salidas individuales, el buscar nuestra propia solución aislada del resto es lo que la empresa persigue con su forma de actuar, y es lo que en este sistema nos venden desde que nacemos, mirar por nuestro interés individual, como si pudiéramos vivir aislados del resto de la sociedad y los problemas colectivos no nos afectaran. Pero cada vez que un trabajador se rinde, renuncia a la organización y toma la salida individual, es una victoria para la empresa y una derrota para el conjunto de todos los trabajadores. Porque los mismos problemas que tenemos los trabajadores de everis los tienen o los tendrán a corto plazo los trabajadores en cualquier otra empresa, porque nuestros problemas son originados por el sistema, por cómo está organizada la producción, y no podemos escapar de eso.
Si no queremos agachar la cabeza cada vez que una empresa nos ataca de esta forma, cada vez que intenta silenciar nuestra opinión por ser demasiado 'crítica', demasiado 'negativa', no nos queda más remedio que actuar colectivamente y organizarnos para defender nuestros derechos.
Compañero, compañera, afíliate a la Coordinadora Sindical de Clase
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