A primeros de Septiembre aparecía en prensa una entrevista realizada al consejero delegado de everis, B.V. Constatando que el 82% de las nuevas contrataciones corresponde a jóvenes recién licenciados, el rotativo preguntaba el motivo por el que la empresa prefiere ese perfil de trabajador y si acaso pudiera ser porque resultan más económicos, ante la cual el ejecutivo se expresaba, para empezar, de la siguiente forma:
“los jóvenes [...] viven con humildad porque no tienen motivo para creerse nada”
No se puede ser más claro: el CEO de everis no ve razón ninguna para que la juventud crea en sí misma, en su capacidad para abordar y superar los problemas que se les plantean. No valen nada. Los esfuerzos que hayan podido realizar tanto ellos como sus familias a lo largo de sus vidas para siquiera soñar con un futuro de prosperidad y seguridad no cuentan para el consejero.
El hecho de que “son gente que acaba de entrar” da pie al consejero a inferir que “eso contribuye a que baje el salario medio de la compañía”, es decir, los jóvenes sin experiencia laboral cuentan para everis poco más que un cero a la izquierda y, como tal, el salario que les corresponde recibir por su trabajo -según el particular rasero de everis- es una miseria, lo que le permite al negocio mantenerse “muy competitivo desde el punto de vista de costes económicos”, como reconoce B.V. Luego ya nos debe ir quedando más claro el porqué de la insistencia con la que los empresarios repiten el mantra de la “competitividad”: cuanto mayor sea ésta significa que menores serán nuestros salarios y por tanto habrá mayor beneficio empresarial.
Cuando sostiene que “Les damos las oportunidades para que desarrollen su carrera profesional y les retribuimos en justicia a su valor”, debemos señalar que en lo que va de año, la media salarial de la nueva contratación en everis Centers Sevilla es de 14.000€ brutos anuales, que corresponde a unos ingresos mensuales netos de menos de 900€, es decir, everis sustenta su competitividad en un salario para sus trabajadores que no llega ni al mileurismo. ¿Realmente los jóvenes son retribuidos en justicia con un salario de miseria?
Aún así, el CEO reconoce que “Los jóvenes que contratamos son la sabia y los que dan vida a la compañía”, añadiendo mediante un extraño símil animalista que “El talento es un leopardo y le ofrecemos la sabana“. Sin embargo, 47 trabajadores se han ido de la empresa en los últimos 9 meses del año en busca de mejores condiciones laborales, síntoma evidente de que “la sabana” ofrecida por everis no retiene al “leopardo” del talento y que no basta con afirmar que “Yo quiero a los mejores conmigo y para siempre”. No en vano, las salidas continúan produciéndose de forma constante, poniendo incluso en peligro proyectos en los que algunos clientes ya han mostrado sus reticencias ante tanta rotación. Retener el talento cuesta dinero, y salarios de entrada de unos 10.000 euros para quienes terminan sus estudios, o de unos 14.000 para los que llevan un año y medio ya en la empresa, contradicen por completo el expresado deseo de querer a los mejores, al forzar a los trabajadores de everis a buscar un salario digno fuera, un salario que les permita independizarse, vivir dignamente y tener un proyecto de vida. Retener el talento implica no menospreciar constantemente a los trabajadores, intentando desviar siempre la atención de los verdaderos problemas de una empresa que cada vez está más alejada de la realidad de estos.
Pero si tanto le interesa a B.V. los costes económicos de sus jóvenes empleados, hay que recordarle que la universidad española es una de las más caras de Europa, lo que significa que para nuestros estudiantes y futuros trabajadores el título de grado en este país llega a superar en más de 20 veces al de Alemania. No es casualidad que ya en 2004, todavía sin ser reconocida oficialmente la crisis económica (de la que el sistema no consigue recuperarse porque en sí mismo es una crisis general), las aulas universitarias comenzaran a resentirse al no poder hacer frente una parte importante del alumnado a los gastos de matrícula. También debe saber que en Sevilla, uno de cada tres trabajadores no gana ni cinco euros al día, y más grave aún, el 56,21% de los trabajadores sevillanos está por debajo del umbral de la pobreza, por lo que nos preguntamos si con esa política declarada de bajos salarios es como everis cumple con “el compromiso con la sociedad” que abandera el lema de su Fundación.
Obviamente todo esto no le interesa lo más mínimo a B.V. Una vez es contratado en su compañía, al trabajador se le despoja de todo su valor como ser humano, de todo su conocimiento y experiencia vitales. Se convierte en un número que tiene que producir beneficios a toda costa, y cuando el rendimiento no es el deseado, o cuando estorba lo más mínimo en el afán de enriquecimiento de los dueños de la empresa, no dudan en echarlo a la calle con una mano delante y otra detrás.
¿Qué nos queda a los trabajadores? Unirnos y movilizarnos. Ya va siendo hora de que demostremos la fuerza que tenemos estando unidos. Tenemos que empezar a convencernos de que parando la producción, tenemos la sartén por el mango, que no pueden negarse a escucharnos constantemente, que “su” empresa, depende de nosotros más que de ellos. Desde la sección sindical de CSC en everis Centers Sevilla os animamos a todos a uniros y fortalecer el sindicalismo de clase, a participar mano a mano con nosotros en la organización necesaria para revertir la situación de miseria a la que nos están llevando estos empresarios sin escrúpulos. ¡Únete a la Coordinadora Sindical de Clase! ¡Lucha por tus derechos!
Ole
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