Un
año más se acerca el Primero de Mayo, un día en el cual se conmemora la lucha
de la clase obrera a lo largo de la historia. En este último año la clase
trabajadora ha visto como su empobrecimiento se ha acelerado, con un
encarecimiento de la vida que no ha ido acompañado de un aumento de los
salarios.
Una
inflación generalizada que al principio nos vendían que era por la guerra en
Ucrania, pero que con el tiempo se ha visto que los responsables no eran otros
que los grandes empresarios. Así lo anunciaba el Banco de España, señalando que
en el último año los beneficios empresariales han crecido más de un 90%,
estando ya muy por encima de los beneficios anteriores a la pandemia. También
reconocía hace poco esto mismo el Banco Central Europeo, dos organizaciones
poco sospechosas de luchar por los intereses de la clase trabajadora.
Pero
no nos puede extrañar que esto ocurra, ya que está en la propia naturaleza
empresarial querer aumentar los beneficios al máximo. Unos beneficios que no
pueden aumentar si a su vez se incrementan los salarios. Esto no es más que el
reflejo de la lucha de clases, una lucha que sigue existiendo a pesar de que
los grandes partidos y sindicatos del sistema (CCOO y UGT) no hablen de ella.
Estas
organizaciones, que a la hora de pedir el voto se llenan la boca con palabras
en defensa de la clase trabajadora, no hacen más que aplicar medidas que para
nada van en favor de la clase obrera, ya que en ningún momento atacan a la
clase que nos oprime: la clase capitalista.
Estas
organizaciones se han “olvidado” de que las grandes victorias de la clase
trabajadora no se han conseguido negociando con la patronal, si no con lucha,
organización obrera y utilizando la mayor herramienta de los trabajadores: la
huelga. Así, la jornada laboral de 8 horas, se consiguió tras 44 días de huelga
en la conocida como La Canadiense. Así es también como la clase trabajadora
francesa protesta frente al aumento de la edad de jubilación. Unas protestas a
las cuales Pepe Álvarez, dirigente de UGT, ha tenido la poca vergüenza de
asistir mientras que aquí firma el deterioro de las pensiones de la clase
trabajadora.
Frente
al empobrecimiento de la clase trabajadora no cabe pactar con la misma clase
que nos oprime, sino enfrentarnos a ella a través de un sindicato de clase, que
en el Estado español está representado por Alternativa Sindical de Clase (ASC),
sindicato de la Federación Sindical Mundial (FSM), y en base a lo que
históricamente se ha demostrado como la herramienta más eficaz: lucha y
organización obrera.
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