El pasado 8 de septiembre, everis enviaba a los trabajadores con seguro médico un correo titulado “Gestión emocional Adeslas” donde indicaba que “La inercia del día a día puede llevarnos a enmascarar nuestras emociones y afectar a nuestro nivel de energía” en un comunicado propagandístico cargado de cinismo e hipocresía, pues mientras aparenta mostrar preocupación e interés por el bienestar de los trabajadores, carga sobre sus espaldas la responsabilidad de gestionar “estos momentos en los que sientes que algo no va bien”.
Así, al tiempo que
nos ofrecen sesiones (eso sí, limitadas, si necesitas más, tendrás que pagar)
para tratar “la ansiedad o malestar
emocional, los desajustes o alteraciones de ánimo” o para aprender “a gestionar tus emociones y a sentirte bien
ante situaciones tales como: dificultades para adaptarte al nuevo entorno
socioeconómico, ayuda para resolver problemas de convivencia o familiares,
malestar en el entorno laboral…” ocultan que cada día se viven situaciones
como la de la compañera NJL, que contactaba con nosotros tras dar el preaviso
de baja voluntaria con la antelación legal de 15 días, para saber qué
consecuencias podría tener si abandonaba antes de cumplir esos 15 días “dada mi pésima situación en proyecto”.
¿Acaso una sesión de “no más de 30
minutos” puede ayudar a gestionar una situación tan insoportable que lleve
a una trabajadora no sólo a renunciar voluntariamente a su puesto de trabajo,
sino además a sentir tanta urgencia que no pueda siquiera esperar los 15 días
de preaviso?
¿O acaso la
meditación y la psicología van a ayudar al compañero EM, quien como os contamos
en un anterior comunicado renunció a su anterior puesto de
trabajo por la promesa de un salario mayor en everis, para ser despedido por no superar el periodo de prueba y
verse en la calle sin siquiera derecho a paro? ¿Acaso no es everis responsable
del nuevo entorno socioeconómico de
este compañero?
La hipocresía se
incrementa cuando a un trabajador que solicita volver a la oficina por motivos
personales, la empresa le pide que asegure “que
es realmente imprescindible asistir de manera presencial”, que rellene
varias veces la misma información y que haga una formación, siguiendo el
protocolo de prevención contra la COVID.
Sin embargo, no
parecen haberse cuestionado si es
realmente imprescindible pedir a algunos compañeros de EPO que acudan
presencialmente a la oficina para echar hasta 12 horas al día desde el día 1 de
septiembre. ¿Dónde queda el protocolo contra la Covid cuando a estos
trabajadores no se les ha proporcionado mascarillas ni kit alguno de prevención
hasta el día 8? ¿Es imprescindible que unos acudan y otros no, o los
trabajadores de EPO vuelven a ser los primeros en sufrir unos abusos que luego terminen
replicándose en otros proyectos como la desaparición en la práctica de la
jornada intensiva, disfrazada en muchos casos de horas extras?
De enero a julio de
2021 sólo en Sevilla, se han registrado más de 7800 horas extras, más de 1600
horas extras sólo en julio. ¿Cómo tiene everis el descaro para ofrecer “ayuda para resolver problemas de
convivencia o familiares”? ¿Acaso pueden evitar los trabajadores los
conflictos familiares cuando se ven obligados a renunciar a su jornada
intensiva por necesidades del proyecto?
Everis vuelve a
demostrar que no le importa supeditar las necesidades de los trabajadores e
incluso su salud a las “necesidades del cliente”, es decir, a sus beneficios.
No duda en enviarnos propaganda de una empresa asociada mientras que en el día
a día nos lleva al límite de la salud mental a base de sobrecarga de trabajo,
asignaciones a varios proyectos al mismo tiempo, responsabilidades
correspondientes a categorías superiores, etc…
¡Compañera! ¡Compañero! Están en juego nuestra salud y nuestros derechos y sólo mediante la organización y la participación en un sindicato de clase como ASC se le puede poner freno a esta actitud criminal por parte de las empresas que, como everis, no dudan en anteponer su codicia a la salud de los trabajadores.
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