Un año más, everis publica sus resultados económicos del último año fiscal, vanagloriándose de facturar y ganar cada vez más dinero, mientras nuestros salarios siguen siendo de miseria. En concreto, ha alcanzado unos beneficios antes de impuestos por valor de 74,3 millones de euros en el último año (del 1 de abril de 2015 al 31 de marzo de 2016), de los cuales los trabajadores que los producimos no vemos nada.
A los dueños de everis no les basta con hacerse ricos a nuestra costa mientras nosotros apenas sobrevivimos, sino que se empeñan en recordárnoslo, en dejar patente lo bien que les va a ellos. Sólo les falta añadir a la nota de prensa una foto en un yate celebrando con champán los resultados obtenidos.
Mientras tanto, el dinero que no se invierte en mejorar nuestras condiciones de trabajo se gasta en fiestas "marca everis", premios a emprendedores, charlas, concursos de programación y un sin fin de eventos de marketing, y hasta pantallas instaladas en los office, todo lo cual supone un aparato permanente de propaganda de cara a la galería que le permita seguir creciendo a base de salarios bajos.
Nótese la incongruencia de toda esa propaganda que, por un lado, intenta hacernos creer lo preocupados que están por nuestras condiciones laborales, y por otro muestra un absoluto desprecio al restregarnos unos millonarios resultados económicos, nada acordes a los salarios que nos pagan. Desprecio que también manifiesta sistemáticamente la empresa al no reconocer a nuestro comité como lo que es, la Representación Legal de todos los trabajadores del centro y, por tanto, con el que debería consultar todas las acciones que toma la dirección que, de un modo u otro, afecten a los trabajadores.
Pero ese desprecio es posible debido a la falta de unidad que los propios trabajadores mostramos ante la dirección de la empresa, que apenas encuentra oposición -si acaso un chascarrillo aquí o allá- ante los atropellos que comete contra nosotros. Es cada vez más urgente que nos unamos en torno a la defensa de nuestros derechos, que exijamos lo que nos corresponde, y sumemos fuerzas para instar a la empresa a negociar un convenio con condiciones dignas, que nos permita algo más que sobrevivir, con dignidad y estabilidad pues, al fin y al cabo, sin nosotros no serían posibles esas cifras económicas.
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