jueves, 7 de abril de 2016

Preguntas trampa y traiciones

El pasado martes 5 de abril, en reunión extraordinaria del comité de empresa, se llevó a cabo una votación para aceptar o no el cambio de horario intensivo de verano del proyecto EPO. Previamente a esa votación, se les planteó a los trabajadores una disyuntiva con trampa. No se les ofrece la posibilidad de mantener el horario intensivo de verano o cambiarlo, sino que se les recuerda que hay que cambiar sí o sí el horario por las necesidades del cliente (una vez más, siempre por delante de las necesidades de los trabajadores). Se les explica que no existe otra opción. Ante la tesitura de hacer un semana alterna de jornada intensiva empezando en mayo, o una alternativa peor, es normal que se escoja el mal menor. Pero puestos a hacer preguntas con trampa, se les podría preguntar si prefieren perder el horario intensivo de verano, o ser despedidos (como lo fue un compañero de ese proyecto hace poco), y evidentemente, volverán a escoger el mal menor.

Tampoco procede preguntar por correo o por Lync a los miembros del equipo si están de acuerdo con el cambio horario, puesto que les obliga a señalarse individualmente, por escrito, como los que se niegan, además de no ofrecer la alternativa real, que es mantener el horario que ya se aprobó para todo el centro. Bajo esta excusa, la de que una mayoría de las personas preguntadas están de acuerdo con el cambio (cuando lo que están es aceptando la alternativa menos mala), y a pesar de que desde CSC ya habíamos avisado al comité que algunas personas no estaban de acuerdo con el cambio horario, pero no querían exponerse, la votación en el comité resultó favorable a aplicar ese cambio de horario, por mayoría con los votos de Actúa y CCOO, con la única oposición de los miembros de la sección sindical de CSC.

Los derechos colectivos de los trabajadores recogidos en el estatuto y el convenio colectivo, quedan totalmente desvirtuados cuando se supeditan las decisiones del comité de empresa a lo que quiera (habría que ver lo que realmente quiere) la mayoría de trabajadores de un proyecto. ¿Por qué no se le pregunta a los trabajadores si quieren un horario de 8 a 15 todo el año y se aplica lo que prefiera la mayoría? Evidentemente, la empresa no va a permitir que eso suceda, alegando que existen contratos que cumplir. Esto nos lleva a una situación en la que, las cosas que firmaste cuando te contrataron, hay que cumplirlas, salvo que a la empresa le convenga otra cosa, en cuyo caso se puede consultar a los trabajadores, pero siempre obligando a estos a dar la cara. Esa correlación de fuerzas que necesariamente existe entre el deseo de una empresa de obtener el máximo de beneficios al mínimo coste, y el de los trabajadores de tener las mejores condiciones laborales, se rompe cuando los que tienen que representar a los trabajadores, actúan de mediadores para conseguir los objetivos de la empresa, parapetándose en los trabajadores para no plantar cara a la empresa. Esa es la postura de CCOO (Proyecto Motocicleta) y Actúa. Y esto es lo que queremos combatir desde CSC, el sindicalismo complaciente con la empresa, cobarde y mediador, que sirve a los intereses de la dirección de la empresa.


Esta puede ser la tónica imperante a partir de ahora, puesto que en ningún momento la empresa va a ofrecer una solución al problema; un problema que es de ella, cuando se firma con un cliente un soporte que contradice los horarios de los trabajadores del centro. Año tras año, los trabajadores de este proyecto (y de otros), se verán condenados a renunciar a la jornada intensiva de verano, hasta que esta solo sea un recuerdo de tiempos mejores. La votación a favor del cambio de horario en el proyecto EPO, es el pistoletazo de salida para poder aplicar esta misma lógica en cualquier otro proyecto, bajo la recurrente excusa de las necesidades del cliente y los contratos que la empresa firma con ellos (que parece que son los únicos que valen, no así los que firman con los trabajadores).

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